Cargamentos vacíos y objetivos climáticos: Europa en contradicciones
Hace poco, el vicepresidente del Parlamento Europeo, Roberts Zīle, inició una conversación en Twitter en la que afirmaba que, tras un año de debate, aún no se han resuelto las disposiciones del Paquete de Movilidad que contradicen los objetivos climáticos de Europa. Mientras tanto, los resultados de un estudio realizado por expertos independientes a la Comisión Europea (CE) estimaron que se generarán 2,9 millones de toneladas adicionales de emisiones de CO2 en 2023 como resultado del cumplimiento de estas normas. Y lo que es aún más interesante: todavía no hay respuesta a por qué se ha producido esta situación y cómo resolverla.
Marco normativo y objetivos climáticos en Europa
A finales de 2019, la CE se pronunció sobre el Pacto Verde Europeo, una iniciativa destinada a lograr la neutralidad climática en 2050 o, dicho de forma sencilla, producir solo la cantidad de CO2 que la naturaleza pueda restituir. Justo un año después, los líderes de la UE fijaron un nuevo objetivo para 2030: los Estados miembros debían reducir internamente las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55%. Y en medio de todo ello, encontamos las normas de la CE sobre el Paquete de Movilidad.
Estos objetivos climáticos son muy ambiciosos, pero están justificados. Para alcanzarlos, se han establecido nuevas normas para los vehículos, haciendo que el mercado se centre en el transporte eléctrico e híbrido. Se han fijado objetivos nacionales vinculantes para el transporte, la agricultura y otros sectores, y cada país tiene la responsabilidad de alcanzarlos. Tampoco es un secreto que la mayor fuente de contaminación en Letonia son los gases de los tubos de escape de los vehículos.
Mientras un grupo de trabajo prepara los planes de recuperación de la contaminación atmosférica, otro elabora las disposiciones del Paquete de Movilidad, exigiendo a los conductores internacionales que regresen a su Estado miembro una vez cada ocho semanas, y poniendo limitaciones a las operaciones de cabotaje. En realidad, esto significa conducir camiones vacíos por toda Europa. El objetivo, por supuesto, noble y socialmente responsable. Es importante que sigamos buscando posibilidades sobre cómo ayudar a los conductores a descansar lo suficiente y hacerlo en casa con sus familias. Pero, ¿qué pasa con los objetivos climáticos?
Vuelos fantasma y conducción de cargamentos vacíos
Mientras que los activistas del clima plantean su preocupación por los vuelos fantasmas, en donde las compañías aéreas vuelan con aviones vacíos para mantener sus tiempos de vuelo, nadie parece hablar de los camiones vacíos que viajan por Europa cada día.
¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo. Un conductor tiene que hacer su reparto y volver a la base de la empresa a tiempo, teniendo en cuenta también otras normas sobre tiempos de conducción y descanso. De lo contrario, la empresa puede recibir una multa.
El resultado de esto son varios cientos de miles de kilómetros en vacío y las emisiones de CO2 generadas adicionalmente, lo que contradice claramente los objetivos climáticos establecidos por la Comisión Europea.
La normativa actual determina que únicamente los conductores deben regresar a su país de residencia, lo que da a las empresas de transporte la posibilidad de organizar su flujo de trabajo organizando los cambios de conductor en Europa sin desplazar innecesariamente los vehículos. Sin embargo, a partir de febrero entrarán en vigor nuevas normas que, por razones poco claras, obligarán también a devolver los vehículos a su país base una vez cada ocho semanas.
Esta situación ha sido especialmente dura para los países de Europa del Este, entre ellos Letonia, para los que la obligación de volver al país base supone una carga financiera mucho mayor que para los Estados miembros del sur. Esto coloca a nuestras empresas en una situación relativamente poco competitiva.
Por supuesto, las empresas de transporte siempre encontrarán formas de adaptarse. Como se ha observado, muchas empresas de transporte letonas están abriendo sucursales en otros Estados miembros, como Alemania y Polonia, para minimizar la distancia de vuelta a la base. De este modo, la mayor pérdida en todo esto será para el Estado letón, que seguirá perdiendo empresas y, en consecuencia, ingresos fiscales.
¿Por qué estamos en esta situación y existe una solución?
La exigencia de que los conductores internacionales regresen a sus países de origen parece más bien otro intento desesperado de los antiguos países europeos por proteger a sus propias empresas de transporte. En lugar de preocuparse por el bienestar de los conductores, se preocupan por otra cosa: para ellos es difícil competir con las empresas de Europa del Este en cuanto a salarios. No es ningún secreto que una parte importante de los gastos consiste en los salarios, y en Letonia son mucho más bajos.
También hay que tener en cuenta que este mes de febrero entrarán en vigor normas adicionales. Las nuevas normas determinan la remuneración mínima de los conductores por el tiempo trabajado en el extranjero. Para aclararlo, una empresa tendrá que pagar al menos el salario mínimo establecido por cada Estado miembro por el tiempo que el conductor en cuestión haya pasado en ese país.
La idea parece bastante sencilla, pero, por desgracia, una vez más, las normas van seguidas de innumerables excepciones. Como resultado, ni las empresas de transporte ni las autoridades de control pueden entender o explicar cómo calcular correctamente los salarios de los conductores en adelante.
Si los antiguos países europeos están preocupados por el panorama competitivo de las empresas de transporte locales, esto debería abordarse con una normativa sencilla y de aplicación general sobre la remuneración de los conductores, en lugar de introducir nuevas normas que van en contra de los principios del mercado único europeo y de los objetivos climáticos.
Por último, queda por resolver una cuestión: ¿podemos hacer frente a ello y de qué manera? El pasado mes de julio, la CE presentó un conjunto de iniciativas destinadas a revisar y actualizar la legislación de la UE para alinearla con los objetivos climáticos de 2030 y 2050. Suponiendo que las normas del Paquete de Movilidad estén entre ellas e incluso se les dé prioridad, lamentablemente, el daño ya estará hecho. Si no es al clima, seguro que sí a ciertas empresas.